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Columna de opinión

Y qué fue del software libre

Columna de opinión: ¿Y qué fue del software libre?

Corría el año 1992, yo estaba instalándome en Chile comenzando mi carrera como joven profesor de Computación en el DCC de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile. El mundo informático estaba completamente dominado aún por IBM en los computadores "de verdad" y por Microsoft en la computación personal. Los departamentos de computación del mundo vivían en otro planeta, donde nuestros sueños estaban dominados por estaciones de trabajo gráficas, que se llamaban Sun, Silicon Graphics y cosas así (que sólo nosotros conocíamos), pero donde todas corrían Unix.

El mundo de la computación en esa época era un zoológico bastante diverso, tanto en hardware como en software. Cada vendedor era auto-contenido, y entregaba una solución completa e incompatible con el resto. Las pantallas, teclados, discos, impresoras, redes, etc, eran sólo para un vendedor específico. Pero también lo era el procesador de texto, la planilla de cálculo, el sistema de mail, etc. Aunque IBM y Microsoft eran fuerzas dominantes, existían muchos competidores más pequeños que tenían sus seguidores y que conquistaban algunos nichos específicos. Por ejemplo los médicos, dentistas y arquitectos solían usar Apple.

Por ello, la aparición de sistemas "abiertos", que permitían la inter-operación con otras marcas y sistemas fue una revolución que marcó el inicio de la Internet. Y lo más llamativo de esa época fue la masificación de un Sistema Operativo abierto y portable, que no dependía de ningún hardware específico, llamado Unix. Los académicos de computación del mundo teníamos diversas religiones respecto al hardware que adorábamos, al lenguaje de programación que reverenciábamos, pero todos compartíamos un mandamiento común: todo corría sobre Unix.

Por eso, cuando vi mi primer Linux, quedé asombrado: nuestro amado Unix ahora corría sobre un vulgar computador personal, de esos que despreciábamos y sólo se veían en las oficinas comerciales del mundo empresarial. Y, mejor aún, disponíamos de todo el código fuente, podíamos estudiarlo, modificarlo, enseñarlo a los ingenieros del futuro.

Ya en 1993 instalamos uno nosotros mismos en el DCC y ya en 1995 teníamos un laboratorio para alumnos de computación totalmente basado en Linux. Tengo una charla del año 2000 en que trato de convencer a la industria que el mundo no volverá a ser el mismo después de Linux. Predije grandes cataclismos, como la muerte de Microsoft, por supuesto, y que Linux iba a dominar el mundo.

Mirando el mundo hoy, vale la pena preguntarse: ¿fallamos en predecir el futuro? ¿perdimos la guerra del software libre?

Por supuesto, el futuro siempre nos sorprende, "la vida es lo que nos sucede mientras estamos haciendo otros planes" decía John Lennon. Pero, en definitiva, creo que efectivamente Linux cambió el mundo.

El sistema operativo Linux mismo, es hoy el corazón de la enorme mayoría de los dispositivos computacionales que funcionan en el planeta, desde los servidores principales de Internet hasta los teléfonos Android, pasando por todos los aparatos de video, routers, etc que tenemos en las casas. Pero además se han desarrollado todas las aplicaciones abiertas en torno a Linux, que se publican completas, con todo su código fuente, de modo que no sea el software el que se vende, sino el soporte y conocimiento que existe en torno a él.

El modelo de entregar el código fuente completo, en vez de un programa ejecutable binario, que no es modificable por el cliente, creo que es la única forma posible de sobrevivir en este complejo mundo en que vivimos.

Hoy, el corazón de nuestros sistemas está en manos del software y de los algoritmos. No podemos dejar que sigan siendo objetos opacos y desconocidos, a los que tenemos acceso sólo parcial. Como nos han mostrado todos los sistemas legados, que todavía operan en nuestras empresas pero que ya nadie puede modificar, el costo puede ser gigantesco.

Creo que ha llegado el momento en que no podemos aceptar más el instalar software en nuestros sistemas que no vengan con todo el código fuente y que no podamos re-generar completos sin apoyo ni licencias de ningún ente externo.

Hay que terminar con los binarios, con los productos de software que nos licencian cobrando la tarifa que se les ocurre año tras año, mientras somos cada vez más dependientes de su servicio.

Debemos re-tomar el control de nuestras vidas, de nuestro negocio, de nuestra organización. Será un largo camino, pero es urgente comenzar ya.

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