Acreditación de las carreras: Instalando una cultura de autoevaluación

La Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas se enfrenta en estos momentos a procesos de re – acreditación de todas las carreras que ofrece, incluyendo geología y las diversas especialidades de ingeniería civil.  Frente a esta circunstancia, vale la pena reflexionar sobre el sentido que tienen estos procesos, y su impacto interno y externo.

Para todos quienes trabajamos en la FCFM, resulta casi un lugar común afirmar que nuestras carreras tienen una alta demanda, que nuestros estudiantes están entre los mejores, que nuestros programas son rigurosos y exigentes, que nuestro cuerpo académico es de excelencia y que nuestros egresados tienen una alta empleabilidad. Algunas décadas atrás esta información habría sido considerada suficiente para certificar la calidad de los programas. Sin embargo, la sociedad ha cambiado y actualmente los niveles de exigencia son mayores a la hora de certificar una determinada carrera. Específicamente, en lo que respecta al aseguramiento de la calidad de los programas de pregrado, los procesos de acreditación a los cuales voluntariamente se someten las universidades son parte de un esquema de evaluación basado en la exposición oral y escrita de un conjunto de antecedentes e indicadores ante un panel de especialistas que los analiza en forma crítica para posteriormente emitir un juicio evaluativo conducente a una certificación pública de calidad. 

Los antecedentes para la acreditación se reúnen mediante un proceso de autoevaluación que realiza cada programa, a través del cual representantes de toda la comunidad involucrada en el desarrollo del mismo (académicos, estudiantes, egresados, empleadores, etc.) evalúan su funcionamiento y el cumplimiento de sus objetivos, identificando tanto sus fortalezas como debilidades, incluyendo aquellos aspectos que justifican la puesta en marcha de un eventual plan de mejoramiento. Estos procesos son percibidos por la mayoría de las personas que en ellos participan como una engorrosa obligación, que en el mejor de los casos se repite cada siete años.  Sin embargo, parece necesario introducir una perspectiva distinta, al reconocer que una política de aseguramiento de calidad requiere  instalar a nivel local, así como en toda la universidad, una cultura de autoevaluación que promueva un seguimiento permanente de indicadores de desempeño de  los programas, que permita verificar el cumplimento de los planes de desarrollo y de mejora. Lo anterior requiere de una adecuada gestión de la información relativa al funcionamiento de cada programa, tarea que se encuentra en desarrollo.

El trabajo que los programas han desarrollado en los respectivos procesos de autoevaluación ha sido exhaustivo y riguroso, generándose informes que destacan el fortalecimiento y renovación del cuerpo académico, mejoramientos en procesos de gestión docente y de apoyo a los estudiantes, implementación de nuevas metodología de enseñanza, y significativos desarrollos en infraestructura y equipamiento, especialmente asociados a la ejecución del proyecto Beauchef 851. 

Las condiciones están dadas para que el proceso de acreditación de todas nuestras carreras culmine con pleno éxito. Para esto invito a los actores involucrados en cada una de las carreras a participar activamente en las reuniones a las que sean convocados en la última fase del proceso de acreditación, definida por la visita de los pares evaluadores que desarrollará próximamente. 

Decano, Prof. Patricio Aceituno
Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas
Universidad de Chile