Fue antes del nacimiento de los departamentos, cuando las distintas menciones de ingeniería se obtenían por la toma de cursos de especialización, pero todos seguían siendo parte de un mismo curso. Por ello, el reencuentro de esta generación estaba lleno de anécdotas graciosas y pensamientos nostálgicos de grandes profesores, las horas de estudio juntos, trabajos estudiantiles, pasantías y prácticas laborales, viajes de estudio, salidas a terreno, la construcción de mediaguas para proyectos sociales, entre tantos otros momentos que los ha mantenido en contacto y con reuniones periódicas.
Algunos integrantes de este selecto grupo siguen haciendo clases y son reconocidos por todos, como el Premio Nacional Andrés Weintraub del Departamento de Ingeniería Industrial. Otros visitaban por primera vez la Facultad luego de su egreso y expresaban maravillados y con cariño los cambios que ha tenido el campus.
El decano Patricio Aceituno, el vicedecano James McPhee y el presidente del Colegio de Ingenieros de Chile y académico de la FCFM Cristian Hermansen, recibieron a toda la generación en el audiotorio Igor Saavedra, donde encabezaron la entrega de las medallas en recuerdo a los 50 años de su egreso.
En la ocasión, el Decano se dirigió a los presentes e informó las recientes acciones realizadas por la Facultad para la recuperación de la memoria histórica de Beauchef. En este sentido, valorizó profundamente la reunión de esta generación -parte de la historia viva de nuestra facultad- y les expresó la importancia que tiene en la misión actual de la FCFM el mundo de los egresados, tanto por preservar su memoria, como para la retroalimentación que brinda estar en contacto con quienes salen a contribuir a la sociedad desde sus actividades laborales.
Asimismo, resaltó los avances en la integración de la mujer, donde la generación festejada ostentaba a dos representantes del mundo femenino, mientras los esfuerzos realizados para atraer a más mujeres para las ciencias y la ingeniería ha permitido crecer al 28% de mujeres en la Facultad. Una desafío que sigue en marcha, explicó.
Alegría y orgullo
Gladys Zárate, ingeniera civil estructural, lideró la gestión de juntar a todos los compañeros el 16 de mayo de 2017. Cuando ella ingresó a la “Escuela”, recuerda, habían en total ocho mujeres en todo el campus, pero no fue algo que le preocupó porque venía de una formación familiar donde los derechos de los hombres y las mujeres eran iguales.
“Mi padre era feminista y amigo de todas las mujeres que peleaban por el derecho a voto. Yo creía que el mundo era así. Llegué a Ingeniería siempre pensando que el mundo era igualitario, pero no lo era, y no me faltó la personalidad y valor para hacerme respetar. Me dijeron desde pequeña que tenía derecho a todo y así me paré en el mundo. Mi madre también era profesional y fui criada pensando que ese era el camino. Mi madre era muy inteligente y se creó las oportunidades. Me criaron convencida que tenía todos los derechos y los tengo, así lo siento y los hago míos. No tengo límites para hacer cosas, para inventar cosas, no hay nada que me frene”, destacó Gladys al ser una de las dos mujeres de la generación del 66 que se tituló.
Hernán Tobalbarra es ingeniero civil con mención en transporte y no había vuelto a la Facultad desde su egreso.
“Nos sentimos orgullosos de encontrar estas instalaciones de la Escuela, que más que apreciarlas por ser de clase mundial, son justamente las instalaciones que queríamos cuando egresamos. Que sea de clase mundial nos llena de orgullo”, expresó.
Además, destacó que el encuentro les permitió recordar a tantos académicos que los marcaron significativamente, como el mencionado ex decano Saavedra, en cuyo honor se denominó el auditorio donde se celebró este acto.
“Igor Saavedra Gatica fue mi profesor. Nos sentíamos orgullosos de acordarnos de tantos profesores de fama nacional e internacional como él. Hemos podido constatar que la Facultad ha ido rememorando la historia y reconstituyendo los hechos de su rol en la sociedad y eso nos complace”, concluyó.
