El próximo 5 de octubre se conmemoran 30 años de la realización del plebiscito de 1988 en que la ciudadanía se pronunció por terminar con la dictadura que comenzó en 1973. Habitualmente en estas fechas se recuerdan solo algunos episodios, como el rol y las acciones de algunos personajes y la franja televisiva del “NO”. Sin embargo, además de la gran influencia del movimiento social previo, hay una hazaña que es poco conocida y rara vez mencionada por los medios, los políticos y los cientistas sociales: el sistema socio-técnico de recuento paralelo de la votación que involucró a decenas de miles de anónimos voluntarios(as).
A comienzos de 1988 convergieron varias organizaciones de distintas tendencias políticas, que propiciaban elecciones libres como alternativa al plebiscito que daría continuidad al régimen, y constituyeron el “Comando por el No”. Este definió tres líneas de trabajo: política, técnica (de información y análisis) e inscripción electoral (en el registro abierto en febrero de 1987). Esta última comisión se encargó también de diseñar un Sistema de Recuento Paralelo (SRP) al oficial con el propósito de evitar un probable manejo y distorsión de los resultados, tal como ocurrió en la consulta de 1978 y en el plebiscito de 1980.
El SRP fue diseñado considerando cuatro principios: confiabilidad (como alternativa al recuento oficial), velocidad (al menos comparable al sistema oficial), seguridad (para soportar hostigamientos de baja intensidad) y discriminación (basado en resultados por mesa). Por otra parte, se distinguieron tres restricciones principales: inexperiencia (para sistemas de esta naturaleza), recursos (reducidos) y política (organización de miles de personas de distintas sensibilidades y militancias políticas).
El diseño del SRP, que fue realizado por un pequeño equipo de jóvenes ingenieros, comenzó en septiembre de 1987 y su versión final se definió a fines de junio de 1988. La arquitectura piramidal del SRP comprendió las siguientes componentes:
- Centros recolectores de la información de las mesas en los locales de votación (aproximadamente 1.100 centros para más de 22.000 mesas de votación).
- Centros de acopio y trasmisión (por telefax) en las cabeceras de provincia (40).
- Centros de acopio comunales en Santiago (35) que proporcionaban la información a siete centros de trasmisión (por telefax).
- Un centro de trasmisión oral para recibir información de locales de votación aislados.
- Centros de recepción: uno para información recibida de provincias y otro para Santiago.
- Centro de procesamiento (o de cómputo) en el Comando con un computador con 18 terminales para ingreso de información (y un centro de cómputo manual como respaldo).
- Centro de procesamiento alternativo en un lugar secreto.
- Conjunto de centros de despliegue de información.
La instalación de los FAX se hizo dos semanas antes del plebiscito en solo tres días por parte de un equipo de estudiantes de ingeniería eléctrica. Por su parte, la red de microcomputadores fue instalada y operada por estudiantes de ingeniería en computación. Por otro lado, el sistema computacional central fue coordinado, diseñado y programado por tres jóvenes ingenieros en computación en un par de meses de intenso trabajo. La mayoría de estos jóvenes, que trabajaron abnegada y desinteresadamente, eran parte de la generación de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile que tenían el lema “Poblete primero, Federici segundo y luego Pinochet”, aludiendo a las autoridades impuestas en la Facultad, la Universidad y el país, las dos primeras depuestas por la presión y movilización de la comunidad universitaria.
El SRP fue probado varias veces antes del día “P” (5 de octubre) con tres marchas blancas e incluso con un apagón el día anterior que permitió verificar los equipos electrógenos. Los Centros de Acopio y Trasmisión fueron cedidos por ONGs, empresas privadas y algunos particulares. Por otra parte, el computador central solo fue instalado dos días antes del 5 de octubre debido a que un local céntrico y cercano al Comando fue finalmente negado por los dueños. Finalmente, el día “P” estuvieron resueltos todos los problemas. Solo un centro de acopio en Lota fue asediado y ocupado por fuerzas militares y los centros de Viña del Mar, Valparaíso y La Serena fueron visitados por autoridades militares.
El progreso del recuento de votos el mismo día 5 de octubre fue informado públicamente por el Ministerio del Interior, el Comando del NO y el Comité por las Elecciones Libres (CEL) que realizó un escrutinio rápido basado en un 10% de las mesas. La dinámica se puede observar en la tabla adjunta con datos proporcionados por una delegación internacional de observadores presidida por Adolfo Suárez. Puede notarse la prontitud del Ministerio del Interior por entregar primeros resultados favorables al SI (el primero con menos de un 1% de los votos) y su largo silencio posterior de cuatro horas. Por otra parte, los resultados entregados por el Comando y por el CEL permitieron conocer oportunamente una buena aproximación del resultado final que días después entregó oficialmente el Tribunal Calificador de Elecciones (54.71% por el NO y 43.01% por el SI) y que mostró una variación de solo 3 décimas con los resultados finales del Comando.
Hora |
Informante |
% SI |
% NO |
19:10 |
M. del Interior |
57.36 |
40.54 |
21:30 |
M. del Interior |
51.3 |
46.5 |
21:45 |
CEL (735 mesas) |
42.6 |
55.2 |
22:00 |
M. del Interior |
54.1 |
45.8 |
22:00 |
Comando |
35.0 |
60.0 |
22:30 |
Comando |
39.87 |
57.8 |
23:15 |
CEL (1600 mesas) |
42.75 |
54.97 |
02:00 |
M. del Interior |
44.0 |
53.3 |
02:15 |
Comando |
42.0 |
57.0 |
Cabe señalar que un equipo de jóvenes ingenieros de la Universidad Técnica Federico Santa María desarrolló un Sistema alternativo de Control Electoral para la “línea N” (adicional a la “línea O” descrita anteriormente). En este caso se utilizó una red de 85 PCs que utilizaron módems para trasmitir la información a través de líneas telefónicas y entregaron finalmente a las 2 AM cerca del 75% de los resultados mesa a mesa.
En síntesis, el Sistema de Recuento Paralelo del Plebiscito de 1988 fue una exitosa experiencia de construcción de un sistema sociotécnico. En efecto, además de la satisfactoria utilización de la tecnología de entonces por parte de un equipo de jóvenes profesionales, hay que destacar la participación de decenas de miles de personas voluntarias: apoderados de mesas, apoderados generales, enlaces y técnicos. Todos ellos merecen un reconocimiento por su entrega y valentía y por protagonizar una verdadera hazaña en un trascendente hito para la recuperación de la democracia en Chile.