El lunes 15 de junio se dieron a conocer los resultados del primer estudio nacional e independiente que busca entender cómo el COVID-19 ha impactado los hábitos de estudio, el bienestar y aprendizaje de las y los estudiantes de educación superior en Chile.
Dentro de los principales hallazgos se encuentra, por ejemplo, que el 80% de los estudiantes de educación superior nunca había tomado un curso virtual antes de esta pandemia. En cuanto a la relación con sus casas de estudio, el 60% de los estudiantes declara estar insatisfecho con la respuesta institucional frente a la crisis, mientras que un 47% dice que su casa de estudios se ha preocupado por asegurar que los estudiantes cuenten con los recursos mínimos. Cabe destacar que el 81% de los estudiantes de educación superior chilenos considera que están recibiendo una educación de peor calidad.
A pesar de la insatisfacción con las medidas adoptadas por sus instituciones para adaptar sus procesos formativos durante la crisis, el 31% asegura que tomaría cursos virtuales el próximo semestre.
Por otra parte, el 54% está satisfecho con el esfuerzo realizado por sus docentes y, respecto de las innovaciones docentes, el 59% valora que suban los videos de las clases para revisarlos posteriormente. Un punto a considerar es que el 72% declara que existe una disminución en su relación con los académicos, lo cual es transversal según carrera, año de estudio, nivel socioeconómico, lugar de residencia y tipo de institución.
Impacto en los hábitos de estudio
Los hábitos de estudio también reflejaron un cambio y varían los porcentajes según ciertos criterios. Por ejemplo, en las Universidades Públicas el porcentaje de aumento en las actividades individuales como tareas y trabajos es mayor que en Universidades Privadas e IP y CFT. Las actividades grupales como estudiar en grupos tiene un mayor descenso en regiones y la asistencia a clases ha sido más baja en el género masculino. Además se refleja que las mayores dificultades para su aprendizaje no son técnicas, ya que el 74% declara una mayor dificultad para mantener el ritmo de estudio y un 66% tiene problemas con administrar el tiempo de forma personal.
El mayor impacto de esta virtualización forzada lo ha sufrido el grupo de los estudiantes de primer año, ya que un 84% declara que la modalidad virtual no ha beneficiado su aprendizaje, superando el promedio nacional de 78%. Existen también diferencias por disciplina respecto al impacto del COVID-19 en el rendimiento, en el caso de Derecho y Humanidades el 55% percibe mayor impacto negativo, en cambio Ciencias Agropecuarias y Educación son las carreras que según los estudiantes han sido menos impactadas con un 35%.
En temas generales, el 18% de los participantes de esta encuesta congelaría si continuara la modalidad virtual, el 36% no está seguro y Humanidades y Ciencias Sociales aparecen con la mayor tendencia a congelar.
Bienestrar estudiantil
El 83% de los estudiantes declara que su bienestar ha sido impactado negativamente por COVID-19; en este mismo punto, la mayor preocupación es, para un 67%, contagiarse del virus; asimismo, existe mayor preocupación por reprobar y atrasarse (58%) que por ser una fuente de contagio (54%).
Cuando se consultó por el estado anímico de los participantes, las respuestas negativas que destacan se pueden categorizar en: “individualismo”, “desigualdad”, “enojo por no priorizar salud mental” y “temor”. En contraposición las respuestas positivas se relacionan con “valorar la familia y relaciones”, “oportunidad para volvernos más humanos” y “resiliencia”. Sin embargo, pese a que el ánimo prevalente es negativo, un 37% de los estudiantes ven posibilidades para ellos a partir de la crisis.
Una de las conclusiones que sorprenden en este estudio es que la crisis sanitaria abre nuevas oportunidades para las instituciones de educación superior, pues el 23% de los estudiantes estaría dispuesto a tomar cursos virtuales de otras universidades en alianza con sus instituciones, lo que abre la posibilidad de un nuevo modelo para la movilidad estudiantil nacional e internacional.
En la encuesta participaron de forma voluntaria y autónoma 2.650 estudiantes de más de 100 carreras en 15 regiones del país y fue viralizada con #PulsoEstudiantil por los mismos jóvenes. Es así como la muestra llegó a representar a 67 casas de estudios públicas, privadas, IP y CFT.
Esta innovadora y única investigación es iniciativa de “Seguimos Virtual”, plataforma de apoyo para la virtualización de las clases creada por profesionales de la Universidad de Chile y expertos en clases en línea, quienes, desde Miami, hace más de cuatro años ya imparten docencia en modalidad a distancia junto a su equipo en Chile. El estudio fue desarrollado además en alianza con el Centro Tecnológico Ucampus de la FCFM de la Universidad de Chile y Fundación para la Confianza.
“Queremos recoger la voz del estudiante y ayudar a las instituciones a entender qué es lo que les está costando en el formato virtual” dice Fernando Brierley, uno de los fundadores de “Seguimos Virtual”.
“Creemos que asegurar la conectividad de las y los estudiantes era un paso importante. Sin embargo, estamos convencidos de que el desafío real es adaptar los modelos educativos virtuales a las necesidades y preocupaciones de ellas y ellos” asegura Sebastián Balmaceda, otro de los fundadores de la plataforma SV.
“Necesitábamos datos para poder entender cuáles son las medidas que las instituciones deben implementar para asegurar una educación de calidad en tiempos virtuales”, dice Catalina Venegas, una de las fundadoras de Seguimos Virtual.
“La virtualización forzada, producto de la pandemia, modifica cómo veíamos la educación a distancia y el desafío para las instituciones de educación superior hoy está en poder analizar cómo ha sido este proceso y tomar medidas a corto y largo plazo”, afirma Javier Villanueva, director del Centro Tecnológico Ucampus de la FCFM.
