La pandemia de COVID-19 nos sorprendió a todos, no estábamos preparados. En los primeros días sentimos que estábamos viviendo una película o una pesadilla de la que íbamos a despertar. Pero no fue así, y de una manera o de otra, tuvimos que aceptar la realidad que nos tocó vivir, dejar los laboratorios, abandonar las oficinas y adaptarnos a la situación.
En el ámbito académico, vino la curiosidad científica, la necesidad de entender cómo evoluciona el virus, cuáles eran las zonas más afectadas, predecir lo que iba a ocurrir. Habían tantas preguntas por responder. Fue así que esto se tradujo en un aprendizaje colectivo, de distintas disciplinas, y en el desarrollo de herramientas que están hoy día disponibles.
En el ámbito más personal, la pandemia nos ha privado de algo que valoramos muchísimo: el contacto diario con nuestra comunidad, con estudiantes, colegas y tantos con los que nos relacionábamos día a día. Esa interacción, hasta ahora, se ha visto limitada al correo electrónico, a las clases y reuniones en línea, al teléfono. Este escenario ha sido muy difícil para todos. Se ha perdido la riqueza de las señales no verbales en la interacción. Como profesora puedo decir que ha sido especialmente complejo hacer clases a una audiencia donde la mayoría de las cámaras están apagadas. Y qué decir para mis colegas que dependían de sus laboratorios para hacer experimentos o para aquellos que tienen hijos pequeños, sin duda son estos dos grupos a los que más les ha costado.
Como contrapartida, para muchos el confinamiento también ha significado una oportunidad de compartir con la familia, con una intensidad que nunca antes había sido posible, y eso se agradece. Así, de una manera u otra, todas y todos lo hemos logrado. Llevamos ya casi 10 meses en modalidad de teletrabajo y hemos aprendido. Nos dimos cuenta de que no podemos hacer lo mismo que si estuviéramos en modalidad presencial, pero que sí hay muchas cosas que podemos hacer, y cada uno ha puesto su mejor esfuerzo para que así sea. Hoy somos más flexibles y creativos para enfrentar cada día y prepararnos para el futuro. Hemos aprendido que apoyándonos como comunidad podemos superar las dificultades.