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Columna de opinión

¿Será posible votar por Internet?

¿Será posible votar por Internet?

Para esta elección presidencial, fui invitado a participar en el TRICEL de una plataforma novedosa de voto electrónico por Internet (usando un navegador común y corriente) para que voten simbólicamente los chilenos en el extranjero (http://www.votociudadano.cl), garantizando anonimato y unicidad del voto, así como una validación del votante. El lado tecnológico ha sido fruto de una cooperación entre el DCC e Inria Chile; por el lado político y difusión, hay un buen grupo de organizaciones apoyando, principalmente Voto Ciudadano y Democracia y Desarrollo. Acepté de inmediato, es emocionante ver la tecnología democratizando y apoyando una iniciativa tan sentida por los chilenos que viven fuera.

Usando técnicas criptográficas basadas en el sistema de Paillier, llaves públicas y privadas, y un innovador sistema distribuido para que el TRICEL desencripte el resultado final, donde cada miembro tiene una llave propia, se ha creado una plataforma robusta, escalable (corre sobre el elastic cloud de Amazon) y fácilmente utilizable para otras elecciones. Esta votación en el extranjero permitirá validar que la plataforma sea amigable y que no se enreden los usuarios al votar.

Si todo resulta bien, y conseguimos un buen número de votos que validen el sistema, la pregunta ahora es: ¿será hora de incentivar el uso de estas tecnologías en las elecciones nacionales?

Muy pocos países han realizado elecciones vinculantes donde se pueda participar simplemente usando Internet. Al final hay un tema de confianza: ¿cómo podemos estar seguros de que mi voto no fue espiado por alguien? La verdad es que las tecnologías criptográficas utilizadas en nuestro sistema son muy sólidas: el voto lo encripta el usuario con la llave pública de la elección, lo que permite incluso que existan servidores independientes de encriptación del voto, antes de identificarse frente al sistema. Esto permite que un usuario traiga su voto listo y encriptado, y almacenar el voto con un identificador del usuario, de modo que éste pueda revisar si su voto está realmente en la urna electrónica y si fue contado en el recuento final. La distribución de varias llaves en el TRICEL permite garantizar que sólo podrán ver los votos si concurre la mayoría de ellos en una colusión. Pero, estas tecnologías son complicadas y no se entienden fácilmente, a diferencia del sistema en papel, al que, además, ya estamos acostumbrados. Cualquier duda sobre manipulación de los resultados, en particular por el gobierno que organiza la elección, resulta mucho más creíble si los votos fueron almacenados en un computador. Y no podremos convencer a la sociedad que eso es imposible ¡porque existe un teorema que lo demuestra!

Por otro lado, al final, lo que no sabemos manejar es lo que en Chile llamamos cohecho (pero el diccionario dice otra cosa): cómo evitar que alguien nos presione para votar de una cierta manera, o simplemente nos compre el voto. Al votar por Internet, es mucho más fácil que alguien mire lo que hacemos y nos pida votar de una cierta manera, o simplemente nos pase el voto encriptado para que nosotros lo depositemos en la urna. Supongo que a medida que la democracia madura, estos temas se van volviendo menos importantes. Pero, por ahora, inhabilitan completamente el voto por Internet en el caso de Chile. Si algún día usamos un sistema como este para un voto real y vinculante de los chilenos en el extranjero, tendremos que hacerlo en conjunto con el sistema tradicional en locales de votación en Chile. Pero claro, en vez de papel y urnas, podemos tener equipos especializados, que usan nuestro sistema para almacenar los votos y hacer el recuento, aunque será necesario imprimir los votos y depositarlos en una urna sellada para su posterior verificación si alguien impugna la votación.

Estos temas son delicados y complejos: estamos aún lejos de un voto masivo y vinculante por Internet. El dar pasos demasiado apresurados en esta dirección es riegoso, sobre todo en un país con bajos niveles de confianza como el nuestro. Pero podemos ir avanzando: elecciones locales, consultas ciudadanas, democracia participativa... hay muchos espacios donde podríamos consultar la opinión de las personas con un sistema mucho más confiable y seguro que una encuesta, pero donde las fuerzas de coherción no sean tan potentes.

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