En el año 2000, las personas con acceso a internet se contaban en algunas decenas de millones y el número de “smartphones” era 0. Hoy, 15 años después, a nivel global hay aproximadamente 3 mil millones de usuarios de internet y 2 mil millones de teléfonos inteligentes. Aunque es muy difícil anticipar las posibilidades que nos ofrecerá el desarrollo científico y tecnológico para el año 2030, es claro que lo que diferenciará a los países que sabrán aprovecharlas serán sus capacidades instaladas tanto de innovación como de emprendimiento, en términos de gente experta, financiamiento, infraestructura, política, cultura y demanda. Adicionalmente, será clave la densidad y calidad de las redes de colaboración entre las universidades, entidades de gobierno, grandes corporaciones, emprendedores tecnológicos e inversionistas. Para lograr esto de forma efectiva debemos cultivar fuertes y sólidas alianzas que se proyecten en el tiempo, con ambición y liderazgo.
Un ejemplo de lo anterior es el decidido apoyo que la FCFM está dando al Programa Nacional de Minería Alta Ley, iniciativa conjunta de CORFO y el Ministerio de Minería, coordinada por la Fundación Chile, y que cuenta con la participación de importantes actores del sector minero. Bajo el lema “de los recursos naturales al conocimiento”, este programa estratégico persigue apoyar el desarrollo de una industria de bienes y servicios basada en ciencia y tecnología para abordar los desafíos de productividad de la industria minera, generando un ecosistema robusto de innovación de forma asociativa entre la industria, los proveedores, el sector científico-académico y el Estado.
Como país participamos aproximadamente en un 30% del mercado mundial del cobre, disponemos de cerca de un 30% de las reservas de ese recurso y, tal como se ha dicho desde otras tribunas, tenemos el potencial para generar el 30% o más del I+D+i en esa industria global. Alcanzar esta última meta, aún lejana, nos permitiría multiplicar varias veces las actuales exportaciones de tecnologías y servicios intensivos en conocimiento, que son la fuente de riqueza más sustentable y sostenible que existe para mejorar la calidad de vida de las personas. Por el bienestar de las futuras generaciones, no hay tiempo que perder.