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Innovación inversa: Desde la minería chilena para el mundo

Innovación inversa: Desde la minería chilena para el mundo

En el célebre artículo "How GE is disrupting itself" (Harvard Business Review, 2009), el Presidente y CEO de General Electric, Jeffrey R. Immelt, explicaba la forma en que esa corporación cambió el modelo que había seguido por décadas. Compañía tecnológica fundada en 1890 por el inventor estadounidense Thomas Alva Edison, hoy con cerca de 300.000 empleados y presencia en más de 100 países, tradicionalmente GE había concebido y perfeccionado productos tecnológicos de alta calidad Made in USA, para luego adaptarlos a otros mercados alrededor del mundo. Con la convicción que ese modelo ya no era suficiente, Immelt y sus coautores argumentaban por qué era necesario combinar el enfoque tradicional con un modelo llamado de innovación inversa.

La innovación inversa consiste en buscar en los países emergentes tanto ideas como talentos para desarrollar nuevos productos con impacto en sus propias economías locales, para luego distribuir esos productos globalmente. Así, a partir de productos desarrollados en los países emergentes, se llega finalmente a los países desarrollados para incrementar la productividad de una industria, abrir nuevos mercados a nivel mundial y en definitiva mejorar la calidad de vida de las personas. Este enfoque está siendo seguido por diversas multinacionales de base tecnológica en todo el mundo. Si bien la atención está puesta en los gigantes tales como China e India, innovaciones con alcance global pueden perfectamente provenir de países latinoamericanos.

Un ejemplo notable en Chile de la implementación de esta estrategia inversa por parte de GE fue la adquisición en 2013 de la compañía tecnológica chilena IDT (Ingeniería y Desarrollo Tecnológico S.A.), para fortalecer el negocio de GE en Power Conversion con foco en la industria minera global. En una línea similar, están el establecimiento de CSIRO Chile y más recientemente de Telefónica Chile I+D, por mencionar algunas de las iniciativas que tienen a la minería dentro de sus áreas de trabajo prioritario, con el apoyo de CORFO a través de su programa de atracción de centros de excelencia internacional.

Es natural que la minería tenga un gran potencial para la innovación inversa desde Chile, país líder mundial en la producción de cobre, representando actualmente alrededor del 30% de las reservas y casi el 30% de la cuota del mercado global. Estamos en la frontera de la industria pues tenemos muchas de las operaciones mineras más grandes y más complejas en el mundo, tanto a rajo abierto como subterráneas. Los desafíos que enfrenta esta industria son grandes oportunidades para la innovación tecnológica por parte de los proveedores chilenos, es decir, las empresas constituidas en Chile que están vendiendo productos y servicios a la industria tanto nacional como extranjera.

Hoy en día se estima que los proveedores locales de la minería que están exportando productos y servicios basados en conocimiento no llegan al centenar, con unos $400 millones de USD en exportaciones anuales. Ejemplos de este tipo de empresas son las agrupadas en la asociación gremial Minnovex A.G. También cabe destacar el sobresaliente ejemplo de Neptuno Pumps, compañía con sede en Iquique, reconocida internacionalmente por el diseño de soluciones de bombeo energéticamente eficientes, innovadoras y sustentables, y que está revolucionando esa industria al ser la primera fabricante de bombas del mundo en desarrollar un modelo de economía circular.

Estos sofisticados proveedores están cambiando el paisaje de la industria y se enfrentan a todos los obstáculos que las compañías deben superar cuando se trata de escalar negocios tecnológicos. Acelerar su éxito dependerá de que seamos capaces de desarrollar un eficaz ecosistema de innovación y emprendimiento, de forma colaborativa con las grandes empresas, proveedores, emprendedores impulsados por la innovación, capitales de riesgo, la academia y el sector público. Ese es uno de los objetivos de ALTA LEY, el Programa Estratégico Nacional en Minería impulsado por CORFO, coordinado por la Fundación Chile con el apoyo del Ministerio de Minería, y que ha propuesto recientemente una hoja de ruta tecnológica 2015-2035.

Todo esto abre tremendas oportunidades para las nuevas generaciones de profesionales y científicos que se están formando en las escuelas de ingeniería, geología y ciencias del país. También plantea importantes desafíos para quienes tenemos la responsabilidad de ofrecerles una experiencia educativa que los prepare para ser localmente relevantes y globalmente competitivos. Sin duda esto requiere apertura y flexibilidad para introducir estrategias disruptivas de enseñanza-aprendizaje. Pero también debemos tener sabiduría para identificar y cuidar los aspectos fundamentales que debemos potenciar en su formación.

Una pista que podría contribuir a dilucidar esto último quizá la proporcione la carrera del propio Immelt, a quien referenciamos al inicio de esta columna. En una reciente entrevista (Business Insider, 9 de diciembre de 2015), Immelt señaló que su calificación más valiosa no es precisamente su MBA, que obtuvo en Harvard, sino que su licenciatura en Matemáticas Aplicadas de Dartmouth. "Uso mi formación en matemáticas todos los días - no utilizo tanto el MBA," señaló Immelt. Para él, dominar el funcionamiento de una empresa se trata realmente de la resolución de problemas, algo sobre lo que aprendió en sus estudios de pregrado, debido a "la inherente curiosidad intelectual en torno a las matemáticas y la física. Puedo ver cada situación como un problema a resolver, y nunca he perdido mi pasión por eso mientras he crecido en mi carrera," agregó.

Prof. Felipe Álvarez

Vicedecano y Director de Una Nueva Ingeniería para el 2030

Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas

Universidad de Chile

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