El 30 de diciembre recién pasado comenzó a operar el primer vehículo autónomo de Chile y Latinoamérica, 100% eléctrico y con capacidad para 12 personas (seis sentadas y seis de pie). El minibús está en una fase piloto, que incluye un trayecto definido dentro del Parque O’Higgins, entre enero y marzo.
El proyecto es una iniciativa del Ministerio de Transporte, con el objetivo de promover una tecnología limpia en nuestro país, de propulsión eléctrica, sin emisiones contaminantes ni ruido. Es financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) –con un costo de 320 mil dólares- y cuenta con la colaboración de la empresa francesa Transdev y la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) de la Universidad de Chile.
“Transdev nos contactó para invitarnos a ser socios tecnológicos del proyecto. Así, se firmó un convenio de colaboración con ellos, con el objetivo de hacer algunas investigaciones relacionadas con la experiencia de usuarios del bus autónomo, utilizando los datos que generen en este periodo de prueba”, señala la directora Académica y de Investigación de la FCFM, Marcela Munizaga.
Con estos datos se buscará nuevas posibilidades para el transporte público. “Este tipo de tecnologías funciona muy bien en lo que se llama la última milla, es decir, desde zonas principales a zonas más periféricas, y en periodos donde hay flujos menores de personas como en la noche, por lo que esta es una buena instancia para obtener información sobre un posible uso futuro”, indica la directora Académica.
Estudio de datos
En su proyecto Fondecyt 1191104, el académico Angelo Guevara del Departamento de Ingeniería Civil e investigador del Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI), junto al académico del Departamento de Ingeniería Industrial, Ángel Jiménez, están registrando indicadores psicofisiológicos de usuarios del transporte público. Así, la experiencia en este nuevo vehículo autónomo se sumó al estudio. “Lo que hacemos es poner en viajeros/as una pulsera que registra la actividad electrodermal de la piel -la temperatura, la frecuencia cardíaca y su variación- mientras realizan un circuito de viaje pre-establecido que incluye: caminata, bus convencional, bus eléctrico, metro y, ahora, en el vehículo autónomo”, explica Angelo Guevara.
“Existe evidencia que sugiere que estos indicadores que registra la pulsera se relacionan con las emociones de las personas, por lo que nosotros estamos explorando la oportunidad de aprovechar esa relación para medir, de manera granular y evitando el sesgo hipotético, el impacto de atributos de transporte en la percepción de viaje de las personas. Entre otras cosas, esperamos detectar algunas diferencias sistemáticas entre los modos de transporte estudiados”, agrega el ingeniero en transporte. Junto a ello, también están participando estudiantes memoristas y en práctica.
Además de estos estudios que se realizan en la FCFM, también está contemplado una competencia de innovación que será organizada por OpenBeauchef. “Se invitará a emprendedores a desarrollar proyectos relacionados con el bus autónomo. Por ejemplo, de qué manera se podría aprovechar esta tecnología, además de otros desafíos tecnológicos que podría conllevar. Eso se realizaría en la Facultad entre marzo y abril”, explica Marcela Munizaga.
Cómo funciona el auto
El vehículo autónomo contiene un sistema GPS de posicionamiento global de alta definición, un sistema de cámaras y sensores que identifican actividad en un radio de 18 metros, además de un sistema de comunicación 3G/4G. El minibús debe circular por un espacio con condiciones controladas, con flujos no motorizados y un potencial flujo vehicular controlado y limitado.
El minibús, que recorre el Parque O’Higgins de manera gratuita, tiene un trayecto de 0,8 km, con tres paraderos y tiene un tiempo estimado de ocho minutos para completar el circuito. Su operación es de lunes a viernes desde las 9:00 a las 14:00 hrs. El bus sale desde la entrada que va hacia el pueblito del Parque O’Higgins, frente a la estación de metro y finaliza en el sector de la piscina.
