Tesla llegó a Chile en febrero de este año con dos modelos de auto eléctrico por sobre los $40 millones y una propuesta de valor centrada en el lujo, el alto rendimiento y una tecnología de vanguardia que apunta a los segmentos de mayor poder adquisitivo. El arribo de la compañía de Elon Musk al país marcó un nuevo hito para la incipiente industria de autos eléctricos en el mercado local, fenómeno impulsado por la entrada de nuevos actores, particularmente chinos, así como por mejoras tecnológicas, abaratamiento de costos, aumento de la producción, y –en definitiva– una oferta más amplia y acceso a menores precios.
Mientras antes del año 2021 el precio de un auto eléctrico en Chile oscilaba entre $45 millones y $70 millones, este 2024 es posible encontrar modelos de esta categoría desde los $15 millones. ¿Por qué los precios han bajado tanto en tan poco tiempo?
Pablo Barberis, académico de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile, plantea que en un comienzo hubo una oferta limitada de algunas marcas a precios comparativamente muy altos respecto a los autos a bencina o diésel. Apunta, además, que experimentaban problemas de autonomía y de acceso a infraestructura urbana para cargarlos. “Era una tremenda buena señal, pero poco amistosa con la realidad del día a día y con la imposibilidad de masificar esto. Por una parte, debido a la variable de la restricción del precio y, segundo, por la poca o nula capacidad instalada de reposición de energía eléctrica para que los autos pudieran seguir andando, por el poco alcance que tenían inicialmente”, afirma.
En unos pocos años, sin embargo, estas brechas entre autos convencionales y autos electrificados, tanto híbridos como 100% eléctricos, se han estrechado ostensiblemente en nuestro país. “Hemos visto una irrupción agresiva de marcas chinas y Chile, particularmente, una economía sumamente abierta al mercado, tiene más de 20 marcas chinas. Ellos han tomado el liderazgo con precios muy competitivos, que han abierto esta categoría de productos a otros segmentos de la población. Además, ahora cuentan con mayor autonomía para transitar más kilómetros de manera independiente. No obstante, sigue habiendo todavía una capacidad limitada de reposición eléctrica en la ciudad”, advierte Barberis, también docente de Unegocios de la U. de Chile.
Williams Calderón, profesor de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) de la U. de Chile y subdirector de Innovación y Tecnología del Centro de Aceleración Sostenible de Electromovilidad (CASE), agrega que, en paralelo, “está el hecho de que los combustibles suben y suben, y empieza a pasar que para las personas que usan mucho los vehículos se empiezan a hacer cada vez más rentable los modelos eléctricos por sobre los de combustión”. En este sentido, plantea que una tarea pendiente en Chile es explicitar en qué condiciones es beneficioso contar con vehículos eléctricos, es decir, cuándo el mayor costo inicial se compensa por los menores gastos de operación a mediano y largo plazo. “No estoy tan seguro si hoy dan los números azules para un usuario particular que ocupa poco el auto, pero probablemente en un taxi que recorre 60 mil kilómetros al año sí se siente la reducción de gastos operacionales y se empieza a paliar la inversión inicial”.
Respecto al futuro de los precios, en tanto, comenta que hace algunos años había marcas que proyectaban que el vehículo eléctrico podría llegar al valor de las versiones diésel en el 2025. “Creo que eso no se cumplirá, pero pienso que sí se dará para el 2030. Eso tiene que ver con el desarrollo de la industria automotriz, pero también con la capacidad de fabricación de baterías, un componente fundamental que también ha estado ampliando su manufactura”. En Chile, agrega, nos hemos beneficiado de este crecimiento mundial, pero tenemos que tener presente que Estados Unidos, Europa y China primero buscarán satisfacer la demanda de sus propios mercados. “Entonces, sí se van a reducir los precios, pero probablemente uno logre ver el vehículo eléctrico similar en precio al vehículo diésel más pronto en otros países que acá en Chile. Pero en algún punto nosotros vamos a llegar a ese precio también”, sentencia.
¿Estamos preparados para el crecimiento de esta industria?
La industria de vehículos propulsados mediante tecnologías de cero y bajas emisiones ha crecido de manera explosiva en los últimos años. De acuerdo a la Asociación Nacional Automotriz, el año 2023 se comercializaron 9.336 vehículos electrificados en Chile (híbridos y 100% eléctricos), un 35% más que en 2022. En su más reciente reporte, además, indica que a mayo de este año ya se han vendido 5.335 unidades, lo que significa un aumento de 100,2% respecto al año anterior. “Este desempeño positivo se refleja en la mejor venta mensual en la historia para la categoría de vehículos 100% eléctricos (BEV), con una expansión de 631,4% el mes de mayo y 373 unidades inscritas. Con ello, acumulan un crecimiento de 100% en los primeros cinco meses del año, con 1.200 unidades comercializadas”, detalla.
Pablo Barberis afirma que la electromovilidad es el futuro de Chile y el mundo, al menos de aquí a los próximos 20 años. Las grandes marcas de automóviles en el mundo han hecho distintos anuncios en esta línea. Una de ellas es Volkswagen, que ha declarado como meta para el 2030 que el 100% de las ventas en Europa y China sean de vehículos eléctricos. “Esto va ir evolucionando en el tiempo claramente, con un incremento significativo del parque automotriz eléctrico, por lo menos en las grandes ciudades como Santiago, y con una mayor accesibilidad en el precio medio gracias a los autos asiáticos, sobre todo los chinos, que han entrado muy agresivamente en precio, pero también con una calidad que ha mejorado”, señala el académico de FEN, quien precisa que este fenómeno es una transición en la industria automotriz, por lo que no significa que vayan a desaparecer los autos a bencina o diésel.
El año 2019, la Asociación Nacional Automotriz proyectó que para el 2030 habría más de 80 mil vehículos eléctricos circulando en el país, cifras que acorde al crecimiento explosivo que ha tenido esta industria en los últimos años podrían quedar cortas. Sobre este punto, el profesor Calderón cree que “Chile no está preparado para un cambio muy brusco, pero sí se está preparando para cambios graduales. 10 mil vehículos eléctricos al año ya sería un cambio brusco, pero se está preparando para absorber eso. Los números que uno maneja típicamente es que se venden unos 300 mil autos al año, y hay unas pocas miles unidades eléctricas que se venden cada vez más, se va perdiendo el temor”.
Desconocimiento por parte de los consumidores, faltas en el soporte de servicio al cliente y debilidades en la infraestructura de la red eléctrica son algunos de los factores que el académico apunta sobre la falta de madurez del mercado de la electromovilidad a nivel nacional. “Pero esto va de la mano con ingresar más vehículos. Pienso que ningún país está preparado para un cambio de golpe en esta línea. Hay ciertas cosas que se están avanzando para ir absorbiendo los cambios de forma gradual y pensando también en una buena experiencia de los usuarios”, señala Williams Calderón. Pablo Barberis complementa a esto que “mientras haya más base instalada de servicio eléctrico automotriz en la capital, evidentemente eso va a abrir la disposición de muchas personas a comprar un auto eléctrico. Falta todavía, pero se sigue avanzando”.