Ya sabemos que los tiempos que vivimos están determinados por un cambio tecnológico acelerado y disruptivo, muy distinto a lo conocido nunca antes por la humanidad. La combinación de mobile, cloud e inteligencia artificial genera condiciones inéditas, cuyas soluciones ocupan espacios crecientes e insospechados en nuestra vida personal y laboral, pero también en nuestra vida en común.
Este cambio pasa la cuenta en muy distintos ámbitos, porque nos obliga a adaptarnos en forma rápida y bajo condiciones de incertidumbre, modificando nuestro comportamiento, nuestras prácticas y sobre todo, nuestro mindset. Nunca es fácil hacerlo y lo vemos en la que fuera la empresa con mayor capitalización de mercado de nuestro país, la que hace algunos meses hizo un cambio de presidente —el primero que no pertenece a las familias del pacto controlador— y que, en días recientes, anunció la salida del gerente general corporativo. Las pérdidas de los últimos cuatro trimestres y la caída de 75% de su market cap en los últimos cinco años dan cuenta de la situación que vive la compañía.
Lo que experimentamos de aquí en adelante es un nuevo juego, con nuevas reglas, jugadores y competidores, lo que nos obliga a aprender en todo momento. No se trata de repetir lo que hicimos y funcionó, sino que de encontrar nuevas soluciones que apliquen a la nueva realidad que enfrentamos, más dinámica y compleja; muchas veces desconocida. Es imposible estar del todo preparados para lo que viene. No tendremos todas las respuestas. La adaptación es una obligación en un contexto de cambio con alta incertidumbre, ya que a lo tecnológico debemos sumar el calentamiento global y sus efectos en el clima, la crisis de la democracia liberal y el descontento social.
Así, los liderazgos están obligados a cambiar de forma radical, donde lo que importa es preguntar y escuchar, mucho más que dar instrucciones. Es el tiempo de liderazgos inclusivos y abiertos a mejorar, a aprender y a cambiar, lo que exige una formación amplia y una mente abierta; además de un conocimiento muy especialista en la creación de valor de cada organización, porque si no sabemos del negocio, no hay liderazgo que se valide.
La frase “siempre lo hemos hecho así” ya no aplica. Las recetas del pasado ya no sirven. Quedarnos pegados en lo que pasó, sin aprender de ello, es un camino directo a la destrucción o irrelevancia. Por lo mismo, directorios y gerencias expertas en el negocio, diversas y abiertas al aprendizaje, son clave para generar confianza.