“Hagamos la Universidad Politécnica de Beauchef en Chile. Separemos a la Escuela de Ingeniería
de la Universidad de Chile”, dijo Sebastián Edwards, aludiendo a la experiencia del Imperial
College. Se trata ciertamente de una propuesta provocativa (pensando en grande, dice él), pero
cabe preguntarse si es replicable aquí la experiencia del Reino Unido, donde hay varias
universidades entre las primeras del mundo y una inversión en ciencia y tecnología del 2,9% del
PIB.
Esta idea no es original, ya se comentó a fines de los '90 y se descartó. ¿Por qué? Aunque ella
apela a un elemento básico del ethos de la Universidad de Chile: ser una universidad de
reconocida calidad a nivel internacional, que por cierto anima la vida académica en Beauchef, no
resulta suficiente. Eso, debido a que ignora la otra dimensión del ethos de “la Chile”, el de ser
pública, plural y diversa, que se debe al país, al servicio público, a su gente y a los desafíos
nacionales.
Es ese ethos dual inseparable, de universidad pública y de excelencia, el que causa
interminables reflexiones y animadas discusiones, pero esencial en la identidad de esta Facultad
y de sus estudiantes, el que no nos permitiría elegir solo una de sus dimensiones. Hay en ello una
complejidad esencial e incomprensible para muchos observadores externos, pero que, por otra
parte, crea entre sus integrantes un singular compromiso y pertenencia (camiseta).
Dicho eso, convengamos en que hay reformas que nos permitirían avanzar muchísimo mejor en
condiciones más adecuadas para una universidad. Me refiero a contar con un estatuto de
universidades públicas, más apropiado del quehacer de una universidad de investigación. Éstas
dependen, en buena medida, de recursos propios, obtenidos en forma competitiva e
interactuando con instituciones públicas y privadas, nacionales e internacionales, académicas y
productivas. Y por supuesto, habría que entender, de una vez, que invirtiendo solo un 0,34% del
PIB en investigación no se puede pretender lograr metas similares a países que invierten 10 veces
ese monto.
Con estos cambios, sí puedo concebir que Beauchef y la Universidad de Chile, alcancen los
primeros lugares y desde allí seguir contribuyendo aún más al desarrollo sostenible de nuestro
país.