De todas las regiones de la Antártica, quizás el glaciar Thwaites es el que más preocupa a la comunidad cientifica. Aunque es la masa de hielo más grande del mundo (cubre un área tan grande como Uruguay), fue descubierta recién en la década de 1940, tras una campaña científica estadounidense. Años y años de investigaciones en la zona han llevado a calificarla como "el glaciar del juicio final". Un apodo alarmante, pero que no deja de tener asidero.
"Hace algunos años, un trabajo de investigación estimó que el colapso del glaciar implicaría un aumento global del nivel del mar de 65 centímetros", dice Marianne Heberlein, estudiante de sexto año de la carrera de Geología FCFM - U. Chile y una de las pocas jóvenes nacionales involucradas en la investigación antártica.
Recientemente, la investigadora realizó una pasantía académica en The University of Alabama (EE.UU.), donde tuvo la oportunidad de analizar microfósiles y muestras sedimentarias provenientes de la bahía de Cranton (pequeña ensenada ubicada a un costado del glaciar), cuyos resultados tributarán a un esfuerzo científico multinacional. Este trabajo, además, es parte de su trabajo de título, bajo la dirección del investigador del DGL, Rodrigo Fernández.
Tributando al IPCC
El Laboratorio de Geología Sedimentaria y Micropaleontología de The University of Alabama (Tuscaloosa, Alabama, EE.UU.) es uno de los tantos sitios del mundo que colaboran en el International Thwaites Glacier Collaboration (ITGC), proyecto científico iniciado en 2018 que busca comprender el comportamiento del glaciar Thwaites y su entorno, a lo largo del tiempo.
Financiado por el National Science Foundation (NSF, EE.UU.) y el Natural Environment Research Council (NERC, Reino Unido), este proyecto se divide en seis grupos de trabajo, siendo THOR (acrónimo de "Thwaites Glacier Offshore Research") el encargado de examinar el registro sedimentario para reconstruir la secuencia de eventos que llevaron al glaciar a su estado actual.
Es aquí donde Marianne Heberlein entra en escena, como parte de un conjunto de más de sesenta científicos y estudiantes de pre y postgrado, todos enfocados en el objetivo principal: actualizar la información del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Desde Estados Unidos, Rebecca Totten, científica de larga trayectoria en geología y micropaleontología antártica y tutora de la estudiante, cuenta que Marianne "es la primera persona en observar los restos de pequeños organismos marinos que están contenidos en el sedimento que recolectamos en la bahía de Cranton en nuestras expediciones de investigación en 2019 y 2020, y ya estamos aprendiendo mucho".
Totten se refiere a los análisis micropaleontológicos realizados en diatomeas, algas unicelulares compuestas por sílice y cuyas muestras fosilizadas ofrecen evidencia indirecta sobre las condiciones ambientales del océano y el clima del pasado. Además, realizó análisis sedimentológicos a un testigo extraído en 2020 desde la bahía Cranton.
"Los resultados preliminares muestran que el retiro de los hielos de la bahía Cranton habría ocurrido mucho antes de lo esperado y propesto por modelos previos. Esta bahía se habría deglaciado hace unos 13 mil años atrás, y se ha caracterizado por tener una productividad biológica particularmente alta durante los últimos 5 mil años", dice Heberlein.
"El trabajo que Marianne está haciendo es importante por varias razones. Probablemente, la razón más emocionante es que su investigación se realiza en una pequeña cuenca del oeste de la Antártica, llamada Bahía Cranton, la cual nunca ha sido explorada hasta ahora", complementa Totten.
Mujeres en la ciencia antártica
El arribo de Marianne Heberlein a Estados Unidos fue posible gracias a la colaboración científica entre Rebeca Totten y Rodrigo Fernández, investigador y colaborador del grupo THOR.
"La participación de Marianne tiene doble significado: por un lado, somos los únicos representantes sudamericanos dentro de este proyecto internacional, donde se pretende establecer las condiciones bajo las cuales los grandes glaciares antárticos, como el Thwaites, pueden perder masa abruptamente y contribuir a las tasas actuales de aumento de nivel del mar. Por otro lado, Marianne representa el futuro de la comunidad de investigación antártica donde las mujeres tendrán un rol relevante y protagonista", dice el investigador.
La primera vez que las mujeres llegaron a la Antártica fue en la década de 1960 y desde entonces, la participación femenina en proyectos de investigación en esta zona del planeta ha aumentado paulatinamente. De todas formas, la participación (número de científicas, proyectos y fondos adjudicados), aún sigue siendo baja.
La presencia de mujeres en el campo de la ciencia antártica es un desafío para el país, no solo por la imagen de integración que se proyecta en las generaciones más jóvenes, sino por el reto que representa la Antártica como espacio de colaboración internacional.
Próximamente, Heberlein presentará los resultados de su pasantía en el Scientific Committee on Antarctic Research Open Science Conference (SCAR-OSC 2024), la conferencia internacional más grande del mundo en investigación antártica, que se realizará este año en Pucón, en agosto próximo.
En dicho evento, Fernández liderará la sesión n°13 (Reconstructing past Antartic ice-sheet and glacier dynamics), dando cuenta de la importancia de la ciencia Antártica para la Universidad de Chile.
Sobre el glaciar Thwaites
El glaciar Thwaites es el glaciar más grande del mundo. Está ubicado al oeste de la Península Antártica y desemboca en el mar de Amundsen. La cuenca del glaciar (192.000 km2) cubre un área tan grande como Uruguay (176.000 km2).
Fue descubierto en la década de 1940, tras una campaña científica estadounidense y fue nombrado en honor a Fredrik T. Thwaites (1883-1961), científico de ese país.
Esta masa de hielo genera enorme preocupación de la comunidad científica. Debido a las características geológicas de su cuenca, es habitualmente descrito como una masa "inestable", que tiene un alto potencial de influir en el nivel del mar global.
Popularmente conocido como "el glaciar del juicio final", varias investigaciones han acumulado datos que evidencian su derretimiento . En 2019, un trabajo internacional estimó que el colapso del glaciar implicaría un aumento global del nivel del mar de 65 cm.
El glaciar cuenta con monitoreo satelital permanente por parte de la NASA y el programa Copernicus de la Unión Europea. En 2019, la NASA descubrió una enorme cavidad bajo el glaciar, del tamaño de la isla de Manhattan, la cual genera mayor inestabilidad en la masa de hielo, reforzando su derretimiento.
Sobre International Thwaites Glacier Collaboration (ITGC)
International Thwaites Glacier Collaboration (ITGC) es un proyecto de investigación antártica liderada y financiada por la National Science Foundation (NSF, EE.UU.) y el Natural Environment Research Council (NERC, Reino Unido). En el proyecto colaboran además las agencias científicas de Alemania, Suecia y Japón. Su propósito es comprender y predecir el comportamiento del glaciar Thwaites.
El proyecto comenzó en 2018 e involucra el trabajo de más de 60 científicos y estudiantes de pre y post-grado, quienes están divididos en seis grupos de trabajo o líneas de investigación (GHC, MELT, TIME, GHOST, TARSAN Y THOR). Cada uno de estos grupos opera en diferentes zonas geográficas del glaciar Thwaites.
El sub-proyecto THOR (Thwaites Offshore Research) examina el registro sedimentario en alta mar, el fondo marino, el glaciar mismo y bajo la plataforma de hielo, con el objetivo de reconstruir los cambios pasados en las condiciones del océano y la respuesta de los glaciares a estos cambios.